Esta sección bíblica (Eclesiastés), siempre me llega a caballo. De golpe. De improviso. Cuando más la necesito.
Me sacude cual manzano y, de pronto caen lágrimas en forma de bellotas. Expectativas. Promesas por cumplir. Pasados por perdonar. Presentes por desarrollar. Futuros por construir.
Sí, hay un tiempo para todo. Lo que no existe es una aplicación para el teléfono inteligente que me insista y me lo recuerde, pero sobre todo: me lo imponga.
Venga la cita amplia:
Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo:
un tiempo para nacer,
y un tiempo para morir;
un tiempo para plantar,
y un tiempo para cosechar;
un tiempo para matar,
y un tiempo para sanar;
un tiempo para destruir,
y un tiempo para construir;
4un tiempo para llorar,
y un tiempo para reír;
un tiempo para estar de luto,
y un tiempo para saltar de gusto;
un tiempo para esparcir piedras,
y un tiempo para recogerlas;
un tiempo para abrazarse,
y un tiempo para despedirse;
un tiempo para intentar,
y un tiempo para desistir;
un tiempo para guardar,
y un tiempo para desechar;
un tiempo para rasgar,
y un tiempo para coser;
un tiempo para callar,
y un tiempo para hablar;
un tiempo para amar,
y un tiempo para odiar;
un tiempo para la guerra,
y un tiempo para la paz.
Que viva la cosecha…
El Tlaconete Vengador…